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07 Jul
07Jul

El 28 de junio, tuve la oportunidad de asistir al Festival de Comida y Fuegos Artificiales de Ichinohe (Ichinohe Food Festa Hanabi). Era un natsu matsuri (festival de verano) con un enfoque especial en la gastronomía. Como suele pasar en estos eventos en Japón, estuvo lleno de sorpresas y descubrimientos.

Lo que más me impresionó fue que los estudiantes de la escuela secundaria de Ichinohe fueron quienes propusieron y promovieron la idea de incluir un espectáculo de fuegos artificiales. Historias como esta me muestran que, en pueblos pequeños como este, los jóvenes suelen ser el motor del cambio. Ellos son quienes inspiran cómo convertir un sueño en realidad mientras piensan en el futuro del pueblo. ¡En mi escuela, lo máximo que podía hacer un estudiante era proponer una piscina… y ganar las elecciones sin que jamás se construyera! jaja

Gracias a la iniciativa de los estudiantes, el festival se realizó en el colegio, que abrió sus puertas a todo el pueblo. Pasear por el recinto fue como entrar en una escena de anime—una postal clásica de verano japonés. 


La comida

Al ser un festival de comida, los puestos locales ofrecían clásicos como yakisoba, yakitori y takoyaki... todo delicioso. Pero además, algunas tiendas de la zona montaron stands especiales.

Uno de mis favoritos fue el helado de Okunakayama Kogen Gelato, famoso por sus sabores únicos como kurogoma (sésamo negro), kiwi de verano y su exclusivo white chocolate amazake. Pero ese día vendían uno de yogur con frutos rojos, ¡que me encantó!

Otro puesto incluso ofrecía un "chashu dog"—básicamente un hot dog, pero con chashu (cerdo desmenuzado) en lugar de salchicha. Les muestro una foto falsa porque estaba tan rico que olvidé sacarle una (ja, ja), ¡pero les juro que era único!


El ambiente

Ningún festival de verano en Iwate estaría completo sin Nanbu Bijin, una famosa destilería de sake de Ninohe, conocida por ganar premios internacionales. Probamos sus cócteles originales y, sinceramente, fueron 10/10—¡refrescantes para una noche cálida!

También hubo dos conciertos. En uno, le pedimos al grupo que tocara una canción en inglés y, para nuestra sorpresa, ¡el vocalista sabía Stand By Me! Terminamos cantando todos desde el público, creando uno de esos momentos espontáneos que solo pasan en festivales locales.


Al final…

El Ichinohe Food & Fireworks Festival no fue solo comida o fuegos artificiales. Fue un ejemplo de cómo una comunidad pequeña puede unirse para crear algo mágico, impulsado por la energía de sus jóvenes.

Si alguna vez tienes la oportunidad de ir a un festival así, no lo dudes. Ya sea con familia, amigos o solo, podrías terminar bailando, probando sabores inesperados y cantando Stand By Me bajo el cielo de verano.

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